Ser conscientes de la multitud de escenarios a los que se enfrenta un cliente GITT resulta esencial para trabajar en base a ello. Más allá de la posible pompa que pueda acompañar un viaje gubernamental e institucional, hemos de comprender que, en la gran mayoría de casos, el cliente representa a un determinado Estado.
Al mismo le acompaña, inherentemente, un halo de oficialidad que le obliga a asistir a reuniones, eventos, cumbres y otro tipo de actos de gran calado político que condicionan a todas las partes intervinientes en un viaje GITT.